Su nombre científico es Tuber magnatum pico y posee varios nombres vulgares como trufa blanca de Italia, trufa gris y trufa de Piamonte. Es la trufa más grande comestible y también la más apreciada, por tanto, alcanza los precios más elevados del mercado. Llega a pesar de media 250-500 gramos. Puede tener una forma regular o lobulada, según el terreno y las plantas simbiontes. El color de la gleba puede variar desde el avellana al rosado, o del marrón al rojo oscuro. Las nervaduras son blancas y sinuosas.. La sección de la gleba presenta el característico aspecto marmóreo. Las púas son rectas y largas. Tiene un perfume delicado y agradable, superior respecto al de cualquier otra trufa. Prefiere los terrenos arcillosos y los margosos-arenosos, especialmente cerca de cursos de agua y a una altitud entre 200 y 600 metros. Vive en simbiosis con el chopo (la gleba es casi blanca y el perfume escaso), el sauce (La gleba es de clara y el perfume más intenso que con el chopo), la encina (La gleba es de color avellana y el perfume intenso) y el tilo (la gleba es punteada de rojo y perfume excelente). A diferencia de la trufa negra, la trufa blanca no se pueden cultivar, sólo se conservan frescas unos pocos días, y crecen exclusivamente en el intervalo que va de octubre a enero en una reducida área geográfica (siete demarcaciones de Italia más una de Eslovenia); algunos años se encuentran en grandes cantidades, mientras que en otros apenas hay ejemplares. La trufa blanca es muy sensible al calor y pierde su aroma al cocinarla. Es por este motivo por el que generalmente se utiliza fresca, rallada por encima de platos de pasta o huevo
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